“El espacio fue tratado como lo muerto, lo fijo, lo no dialéctico, lo inmóvil”, Michel Foucault.
Las relaciones hombre-espacio son cada vez más distantes, pues nos hemos convertido en nuestros propios invasores. Mientras, el paisajismo es asumido como un lugar exótico en las lejanías. Nuestras cuatro paredes cotidianas son nuestra propia frontera.
John Berger nos recuerda que las imágenes nacieron para evocar la apariencia de algo ausente. Esta serie es la captura de los momentos en los que el fotógrafo mitiga la pulsión de muerte y la incertidumbre que causa su propia inexistencia a través de espacios urbanos y de la “racionalidad arquitectónica”, que parecen no conmover del todo por sus circunstancias normativas, pero que cohabitan con nuestra exterioridad, asumiéndonos como pedazos de concreto, rechazando cualquier apropiación de la naturaleza y reduciendo al individuo a sus residuos como registro físico de lo que queda de nosotros.
“Carne de los dioses” nos enfrenta a las proximidades de la descarnación, la separación del cuerpo con lo que somos, a la ausencia. Sensación que el fotógrafo encuentra en el viaje alucinógeno causado por la ingesta de psilocibina, sustancia que se obtiene de los hongos teonancatl, llamados así por las culturas prehispánicas, cuya traducción literal da nombre a esta serie fotográfica. Es en este estado incierto e inducido en el que se toman las primeras fotografías e inicia un proceso de catarsis.
Premio:
LAF 2014 Winner | Nueva Workpor Daniel ALmeidaCarne de los
dioses
Estudio Periférico → Atlixco 100, Col. Condesa, Ciudad de México.
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